¿Tan mal están las cosas en Veracruz?

José Enrique Olivera Arce | | diciembre 22, 2011 at 6:53 PM

Del plato a la boca se cae la sopa cuando no se sabe cucharear, diría Doña Fide, personaje de los diálogos de Lino Tapia, colaborador de la revista veracruzana Análisis Político.

 

Más claro ni el agua, el gobierno de Veracruz no pudo con el paquete de la seguridad pública en la conurbación Veracruz-Boca del Río, debiéndolo entregar en bandeja de plata a la Secretaría de Marina, Armada de México, renunciando así de facto a lo que debemos entender como soberanía estatal. Esto a escasos días de que Duarte de Ochoa declarara a Veracruz como zona libre de desastres en respuesta a los “agoreros”.

 

Se confirma una vez más que “calladitos”, nuestros políticos “se ven más bonitos”.

 

El tema de policía y seguridad pública no suele ser tema a tratar en este espacio. Verdaderos especialistas, incluido el Sr. Calderón Hinojosa para el que es el pan de cada día, le tratan cotidianamente en todos los medios de comunicación impresa o electrónica. Sin embargo, diluida la frontera que separa a la información política de la policiaca y habida cuenta de que lo referente a la “cesión de derechos” por incapacidad, confirma que una cosa es el ya chocante discurso de la prosperidad y otra la realidad a la que se enfrenta el gobernador veracruzano, vale la pena tocarlo de refilón.

 

El ceder a las fuerzas armadas de la Federación  la función de policía preventiva a la que están obligadas constitucionalmente lo mismo la administración pública veracruzana que los 212 Ayuntamientos de la entidad, no es un capricho más del Sr. Doctor Duarte de Ochoa ni tampoco de Calderón Hinojosa. Es obligada respuesta a una realidad que no se puede ocultar tras una ya jocosa cantaleta sobre los resultados del primer año de gestión del titular del ejecutivo estatal.

 

Para muestra basta un botón

 

No se puede afirmar que se cumplieron y rebasaron las metas plasmadas en el Plan Veracruzano de Desarrollo, cuando el gobierno no cumple con la obligación primaria de otorgar seguridad a la ciudadanía en su integridad física y bienes materiales. Más cuando en el imaginario popular existe ya la idea de que el gobierno duartista ha sido incapaz de servir a la ciudadanía con eficiencia y eficacia en materia de seguridad y justicia.

 

Si no se pudo, por las razones que fueren, asegurar tranquilidad y paz social en la conurbación Veracruz-Boca del Río, la joya de la corona,  e incluso en la capital del estado, es de imaginarse las condiciones desastrosas que privan en esa materia a lo largo y ancho de la entidad veracruzana. Sin seguridad pública no florece el crecimiento económico y el desarrollo por más que se le invoque.

 

¿Es dable entonces afirmar que con el programa “Adelante”, en el primer año de gobierno se han sentado las bases para consolidar la prosperidad de Veracruz? Desde luego que no. Así, más que una utopía construida en los sueños del gobernador veracruzano, lo que se afirma en el discurso triunfalista es simple y llanamente mendaz y vulgar entelequia, llamada a jugarle el dedo en la boca a ingenuos ciudadanos que en su gobierno confían.

 

Más que coordinación con el gobierno federal en el programa “Veracruz Seguro”, lo que hoy se observa es ni más ni menos que subordinación. El gobierno de Veracruz sometido a un mando único en manos de las fuerzas armadas, contrariamente a lo dispuesto en el pacto federal. Más grave aún que el que la armada de México se asuma como gendarme de esquina para brindar protección a los veracruzanos.

 

¿Tan mal están las cosas en Veracruz? ¿Y el “aquí no pasa nada”, donde quedó?

 

Fracaso y elecciones

 

¿Qué pensará el candidato del PRI a la presidencia al respecto? Seguramente nada, su prioridad es mantenerse como puntero en las encuestas para desmentir a sus detractores, así como la prioridad de Javier Duarte de Ochoa es mantener su imagen en alto ante Enrique Peña Nieto.

 

Porque no podemos dejar de lado que de aquí en adelante y hasta la elección del 2012, pase lo que pase en Veracruz se inscribirá en el contexto del proceso electoral. Como tampoco puede minimizarse el hecho de que la renuncia del gobierno priísta a brindar por sí seguridad a los ciudadanos, quedará inscrito en la memoria de los veracruzanos como un fracaso más del líder moral del tricolor en la entidad.

 

“El PRI si sabe gobernar” grita a los cuatro vientos el priísmo veracruzano, en referencia al pésimo gobierno panista de Calderón Hinojosa. ¿Qué dirán ahora ante el mal gobierno de Duarte de Ochoa? ¿Estarán concientes de que la incapacidad de la administración pública priísta se reflejará en las urnas?

 

Permítaseme dudar de esto último. El priísmo veracruzano vive a su modo la prosperidad que se le niega a los veracruzanos. El “salpique” y la euforia producto de su convicción de que el PRI recuperará Los Pinos, les ciega y trastorna el entendimiento.

 

Mérida, Yuc., Diciembre 21 de 2011.

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