“Ernesto”, tormenta del miedo

César Augusto Vázquez Chagoya | | agosto 10, 2012 at 10:17 PM

Pasillos del Poder

Por: César Augusto Vázquez Chagoya

10 de AGOSTO de 2012

“ERNESTO”, TORMENTA DEL MIEDO

La tormenta tropical “Ernesto” nació en el Caribe. Entró como huracán categoría uno en Quintana Roo y salió al Golfo de México como tormenta tropical, pero agarró fuerza. Se esperaba que entrara a tierra entre los Tuxtlas y el puerto de Veracruz, pero de última hora entró entre los límites de Tabasco y el sur de Veracruz.

Entró a tierra como tormenta tropical, pero los científicos nos decían que llegaría con mucha lluvia que afectaría casi toda la república. No sabíamos y el Servicio Meteorológico Nacional nos dio la información exacta: “Ernesto”, con inmensas bandas de nubes, traía de espesor sólo en agua 12 kilómetros de ancho. Enorme cúmulo de agua.

Los científicos nos resaltaban que las rachas de vientos de Ernesto eran de sólo 95 kilómetros por hora; el peligro mayor era que iba a tirar mucha agua sobre el territorio nacional, por eso antes que entrara como punto de referencia a la ciudad y puerto de Coatzacoalcos, a las 9 de la mañana del jueves 9 de agosto, en la madrugada de ese día, llovía fuerte en la región de Xalapa a 300 kilómetros del antiguo Puerto México.

“Ernesto” entró exactamente en lo que era el territorio de Tehuantepec, que es la franja más delgada de la república. En 1857, dicha franja tehuana se dividió: Huimanguillo pasó al gobierno de Tabasco; Minatitlán y Acayucan, a Veracruz.

De Jesús Carranza al puerto de Salina Cruz, Oaxaca, antes, casi todo era selva.

Todavía nos tocó cuando llovía por meses. De los 365 días del año, llovía en la región 200 días. Nunca le tuvimos miedo a los huracanes, porque los volcanes de San Martín y Santa Martha eran una barrera protectora natural, ubicados ambos en lo que llamamos los Tuxtlas o la sierra de Soteapan. La zona más protegida era la de Isla, San Juan Evangelista y Playa Vicente, zona piñera y ganadera.

Entonces la mera zona del Sotavento veracruzano era la más protegida. Originarios de Minatitlán, sabíamos que en 1884, por la misma región por donde entró “Ernesto”, se había tenido un huracán, que antes no tenían nombres.

En 1980 entró la tormenta tropical “Herminia” a la Barra de Sontecomapan, en el corazón de la sierra de los Tuxtlas hacia Veracruz, pegada al mar. Llegaron los vientos y aguas de la tormenta similar a “Ernesto”: con pocos vientos, pero mucha agua. En el 2003 volvió a repetirse el fenómeno, pero sin consecuencias como el primero.

Es lógico que con “Ernesto” la parte norte de Tabasco, sur de Veracruz, norte de Oaxaca y Chiapas, es donde estén los mayores daños, pero el agua de “Ernesto” llega hasta la Ciudad de México, Puebla, Tlaxcala e Hidalgo, y nos pone en riesgo al norte de Veracruz, donde también está lloviendo.

El estado de Guerrero, en alerta roja, recibe en sus montañas a “Ernesto”; pero el meteoro, ya como depresión tropical, llegará al puerto de Acapulco y saldrá de nuevo al mar, al Océano Pacífico. Puede llegar a ser de nuevo huracán.

En Veracruz hasta el momento hay daños en 40 municipios, porque somos una entidad con muchos ríos grandes, arroyos y lagunas. A estos hacederos de agua, todavía nos llega el vital líquido de otras entidades. Por el momento aparte de los daños a casas, caminos, existen hasta el momento 5 muertos, tomando en cuenta nuestros recursos hidráulicos.

Lamentable en Jáltipan, al sur del estado, municipio que tiene de todo desde petróleo, azufre, bancos de sal, arena sílica, el material con que se hace las tapaderas de los drenajes, etc., a la empresa “Materias Primas Monterrey” nadie los para.

En plena ciudad de Jáltipan tienen su mina a cielo abierto para extraer arena sílica para hacer vidrio. Por las excavaciones se hacen lagunas, creando como consecuencia ya no haya agua potable en la población, y ahora hay que pedirle permiso a los regiomontanos para que pongan tuberías y en las colonias cercanas se dote de agua por medio de tomas generales.

Con “Ernesto”, las lagunas de “Materias Primas Monterrey” se desbordaron sobre las colonias de Jáltipan. La impunidad de esta mina a cielo abierto nos debe servir de referencia si quieren aprobar la mina de oro a cielo abierto denominada “Caballo Blanco”, en municipio de Alto Lucero, en el centro de la entidad.

En las montañas de Xalapa, a kilómetros, en la madrugada oímos como truenan los ríos que vienen del Cofre de Perote y nos viene el recuerdo del fatídico 2010, cuando por el puerto de Veracruz entro el huracán “Karl” y en vez de dirigirse a Xalapa, dio un giro y chocó con el Pico de Orizaba.

Pensábamos que todo había pasado con la sólo destrucción de la playa de Chachalacas, en el municipio de Ursulo Galván, destrozos de árboles y nuestras palmeras borrachas de sol. Nadie pensó que al chocar “Karl” con la montaña más alta del país, el agua se regresaría, subiendo de nivel los ríos, ocasionando daños en la zona centro que todavía se reconstruye.

Ya ni contamos bien los muertos y comunidades desaparecidas. En ese septiembre del 2010, a los 10 días, una tormenta tropical que se inicia en el Caribe entra entre Belice y Chiapas para llegar a chocar contra las montañas de los Tuxtlas: “Matthew” entraba a la zona sur de Veracruz por atrás.

Infraestructura dañada seriamente, muertos, terrenos inundados por meses. En sólo 15 días hubo un millón de damnificados. Nos llovía sobre mojado y más en la región de Soteapan, la cuenca del Papaloapan y casi toda la zona centro de la entidad, que es la más poblada.

Ahora con Ernesto se vuelven a destruir las playas de Chachalacas, lugar turístico, que ha costado tanto volver a sostenerlos porque es el lugar de diversión más cercano a la capital del estado, donde se junta el mar con el río Actopan.

Ojalá las lluvias de Ernesto pasen sin más muertos y daños a nuestra infraestructura.

La zona norte: Álamo y Poza Rica, en lo particular, reciben este viernes el agua de otros estados y se inundan. El papel de la Secretaría de Protección Civil del Gobierno del Estado en esta crisis es vital, así como el de los medios de comunicación, que la verdad merecen un largo aplauso de parte de los veracruzanos.

Esto sigue. No tuvimos las inundaciones de principio de julio, pero se pasó para agosto. Hay que ver cómo nos va en septiembre y en octubre. Suerte y cuídese.


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